jueves, 10 de noviembre de 2011

Un Cuento de Dos Ciudades, por Karen Wilmer


             Madrid es una ciudad tan única a la vez que representa la mejor de una ciudad tradicionalmente europea. Yo visité la ciudad de Paris, Francia a principios de Octubre, quedándome con una amiga en un hostal por tres días. Nosotras andamos por toda de la ciudad, viendo todos los monumentos y lugares famosos, los parques y las calles importantes, y asimilando todo el ambiente circundante. Me pareció una ciudad muy romántica, en contraste con Madrid, que animaba toda la emoción y el romanticismo dentro de mi corazón. Viendo las cafés con gente relajando y discutiendo sin prisas, las pinturas en las ventanas de tiendas y el arte expuesto en las calles, tan bellos y tan expresivos como la gente, las calles tan anchas y elegantes, lineadas como en un cuadriculado, me sentía como estaba mezclando con una auténtica inteligencia y sofisticación antigua, una historia tan larga y rica, que cada esquina me evocaba imágenes del pasado y de momentos famosos pasados; imaginaba autores y pintores, filósofos y soldados, plebeyos  de la revolución e reyes de la misma época, pasando por estas mismas esquinas, creando y participando en una historia tan compleja y cautivadora que sólo me había experimentado por leer “El Conté de Monte Cristo” y “The Hunchback of Notre Dame.”
            También, había un montón de turistas por todas partes, y este hecho se destacó más de las diferencias entre Paris y Madrid. Madrid me parece un poco menos sofisticado e intelectual, pero es más genial, verdadera, y menos invadida de turistas en comparación. También, Madrid ofrece una gran cantidad de sitios históricos e importantes (como el Barrio de Letras, casas de gente famosas y cafés donde se comen ellos, como Hemingway, Velazquez, Cervantes, de Vega, etc.), pero éstos son más escondidos y harmonizados con el resto de la ciudad. También, hay unos palacios y museos magníficos en Madrid, y unos paseos maravillosos y calles preciosas que pueden comparar con los del nivel parisino; además, muchos de los sitios culturales e históricos de Madrid (como el Palacio Real, los jardines y parques, los museos, la Ópera, y la mayoría de edificios) son mejores en mi opinión que los de París porque no son tan lineados, de espaciado tan geométrico (ni sea una ciudad de formación tan de cuadriculado como Paris).
 
            También, había más prisa en Paris que en Madrid, y la gente no eran tan amables ni casuales como las de Madrid. Me siento más estada en mi elemento y más aceptada en Madrid, especialmente como extranjera y como mujer. Por lo más, Madrid tiene muchos aspectos más divertidos, como la vida de la noche y el sentido de gozar más de la vida allí con los que no puede comparar los de Paris. Madrid tiene una locura tejida por su propia tela estructural, de emoción y vivencia, y expresa una “actitud” y un sentido de rebelión que a mi me gustan más que la pretensión y el sentido cuadriculado de Paris.  

1 comentario:

  1. Karen,

    Encuentro tanta verdad en tu entrada! Yo también, he visitado París este semestre, y experimenté muchas de las mismas cosas. Primero, estoy de acuerdo que la ciudad francesa tiene un encanto que muchas otras no tiene; me gusta tus palabras "sofisticación antigua" en este sentido. Pero también, estoy de acuerdo con tus comentarios sobre la simpatía de París. Yo sé que es un estereotipo, pero me parecían los ciudadanos un poco distantes. Como tú, no me siento tan como una extranjera aquí en Madrid. Entonces, me alegro de que yo estudie aquí!

    Sarah Burgart

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