Hace tres semanas que vinieron mis padres a Madrid para visitarme y ver la ciudad. Fue su primera vez en Europa- ni menos Madrid- y no son las personas más coordinados geográficamente en el mundo y además de eso no hablan español. Es decir, si participaran en el programa “The Amazing Race”, probablemente entrarían en el último lugar. Por eso tuve que tocar el papel de guía turístico para el fin de semana, y claramente porque querría pasar tiempo con mis padres. Pues, el problema fue que en ese momento no sabía como llegar a muchos de los lugares turísticos que ellos querrían ver, porque siempre uso mi abono en el metro, y algunos ya no había visto. Entonces mi señora me escribió una lista de lugares famosos que necesitaba mostrar a mis padres, y direcciones breves para caminar a todos. Caminamos desde Argüelles al Parque Oeste, al Palacio Real, a Plaza Mayor, a Puerta del Sol, y a Neptunos y Cibeles, parando para comida y bebidas a lo largo del camino. La cosa que me sorprendió bastante fue la proximidad geográfica de todos estos lugares que asumía estaban en lados opuestos de la ciudad. Cuando andas el metro, como discutimos en clase, hay una sensación de distancia entre tú y la ciudad actual; eres como un perro andando en carro: solo llegas, pero no sabes la manera o la distancia actual. Por caminar desde lugar a lugar, encontrándolos solo por mi instinto, las direcciones generales y los consejos de gente en la calle (sin mapa), gané la habilidad de conectarlos en mi mapa mental de Madrid. Especialmente porque yo tuve que ser el dirigente del grupo a lo largo del camino, después de esa experiencia, me siento más capaz de navegar la ciudad si tengo que hacerlo en el futuro. Otro beneficio de la visita de mis padres es que me dio la oportunidad de ir a algunos lugares importantes que no visitaría de otra manera. Por ejemplo, mi señora nos recomendó un bar de tapas muy antiguo llamado “La Dolores”, cerca de Cibeles. Después de una esfuerza, lo encontramos, y tenía las mejores tapas que he probado, y pienso que tenía Mahou mejor que los demás en Madrid. Luego esta noche fuimos a un concierto en un bar llamado “Sala Clamores” cerca de Bilbao, y me pareció un reunión de la gente bohemia madrileña, una cultura que no había encontrado antes. Pues, solo puedo decir que para conocer una ciudad mejor, hay que guiar a gente por sus calles sin mapa; vas a perderse un poco, pero pienso que vale la pena para encontrar lugares nuevos que no encontrarías de otra manera.

Yo estaba con vosotros, si nos perdimos en Madrid con sus padres y fue una experiencia divertida para ver lo que te tropiezas con tiempo perdido. Hay cosas increíbles para muchos en Madrid que mientras que se pierden está obligado a encontrar algo fresco y nuevo.
ResponderEliminar-Josh