viernes, 21 de octubre de 2011

Más alegre sin nada-Aubree Dinning

El tiempo que he pasado aquí en Madrid ha sido una época muy importante y muy divertida de mi vida.  Hasta este año, no he viajado mucho afuera de los Estados Unidos, especialmente por un tiempo tan largo como lo que voy a pasar aquí en España.  Para mí, vivir aquí ha requerido algunos ajustamientos bastante grandes, especialmente con respeto al gran tamaño de la ciudad.  Vengo de una ciudad de 40.000 habitantes, sin nada parecida al metro, los rascacielos, ni los edificios grandes donde están los apartamentos.  Aprendiendo el mapa de Madrid, donde viven mis amigos, donde puedo encontrar cosas simples como una secadora o calcetines me costó mucho al inicio del viajey todavía estoy aprendiendo y acostumbrándome más cada día. 



A veces en Madrid, me parezco perdida, o sin importancia.  Me siento que sólo soy una pequeña parte de algo grandísimo, y éste es algo que es muy distinto de ambos el campus de Duke y mi ciudad propia.  En los dos lugares siempre encuentro a alguien que conozco durante mis paseos a clase o en una tienda.  Para mí el sentido de camaradería es muy importante y me pone más cómoda que pasar sin significancia.   
            
Lo interesante es comparar esta experiencia y sus matices con la experiencia que tenía en este verano pasado viviendo en Guatemala.  La discrepancia entre el nivel de desarrollo entre Guatemala y Madrid es algo incomparable, pero me parece que este hecho afecte las interpretaciones que tengo de mi papel en los dos lugares.  Es decir, en Madrid tengo acceso a todo que necesitaría; muchísimas cosas son diferentes que lo que encontramos en los Estados Unidos, pero siempre hay algo parecido a lo que busco.  Aquí se vende maquillaje de todas marcas, tengo agua caliente cuando ducharme, el sistema de transporte es seguro y limpio.  En Guatemala, no es la verdad en casi ningunos aspectos.  No hay mucho disponible para alguien que está acostumbrado a ciertos aspectos de EE.UU.  Por ejemplo, las calles no estaban limpias, perros callejeros vagaban por los barrios, y no era seguro comer cualquier cosa que quería.  Entonces, por mucha gente parecería que sería más difícil ajustarse a la vida en Guatemala, sin muchas cosas y con más dificultades inherentes, pero para mí, no fue el caso.



La diferencia fue que todo estaba en una escala más pequeña.  Había más espacio libre, fue fácil conocer y navegar los pueblos, y no me abrumó.  Éste es algo que es inesperado, que me sentía más cómoda en muchos respectos en un lugar tan distinto de mi hogar, pero me doy cuenta que mi nivel de comodidad depende en el tipo de las diferencias, y parece que el tamaño y sentido de comunidad es algo que me afecta mucho.

3 comentarios:

  1. Puedo relacionarme a tus experiencias en Centroamérica y España y las grandes diferencias entre ellas, especialmente el estándar de vida. He pasado algún tiempo en Costa Rica viajando con mi familia y no tiene nada que ver con la vida en España. Pero a mí me parece España más facil acustumbrarme, tal vez porque mi ciudad no tiene ese sentido de camaradería que mencionaste.

    ResponderEliminar
  2. Aubree, me interesa muchas la comparación que hiciste sobre las diferencias entre Guatemala y Madrid. Yo también he viajado a los pueblos de Argentina hace unos años que parece muy semejante a donde fuiste en Guatemala, y las diferencias entre las maneras de vida es muy impresionante. Además, vengo de Richmond, Virginia, pero vivo afuera de la ciudad en una comunidad muy pequeña también, y experimenté estos mismos ajustes al llegar aquí en Madrid. Ha sido un poco difícil y ajeno, pero estoy seguro que hemos crecido y hemos aprendido mucho de nuestras experiencias aquí!

    Taylor Jones

    ResponderEliminar