Cuando empecé la entrevista con Isabel, ella respondió que, como una anciana, no sabía mucho de la vida actual de Madrid. Dijo que no sale mucho por la noche, y que es muy distante de esa cultura nocturna que representa un parte muy importante de la cultura madrileña. Sin embargo, lo más que hablaba, lo más emocionada que se puso. De repente, era obvio que Isabel tenía una pasión verdadera de la que aún ella no se dio cuenta.
Isabel tiene una familia grande que se centraliza aquí en Madrid. Dos de sus tres hijas viven y trabajan aquí, y además, el marido de la tercera hija trabaja aquí en Madrid. Para ellos, Madrid se ha ofrecido muchas oportunidades diversos—una hija es medica, una es veterinaria, y su yerno es un conservador de arte. Dado que Isabel es viuda y vive sola, Madrid ofrece un hogar donde toda la familia se puede reunirse y vivir junta. A continuación, esas oportunidades que ofrece Madrid también pertenecen a las tres nietas de Isabel que viven aquí en Madrid y asisten al colegio local. Entre todos las fuentes culturales que tiene la ciudad, Madrid sirve como ejemplo intelectual, cultural y deportivo para ellas. Es un lugar donde las niñas pueden crecer y aprender lecciones importantes que no se puede aprender en un pueblo pequeño y protegido. Madrid es una ciudad que tiene una vida rápida y rica, pero según Isabel, eso no disminuye la seguridad de la ciudad. Claro, todas tienen que tener cuidado cuando están en cualquiera ciudad, pero cuando anda por las calles, ella se siente completamente tranquila. Describe la cultura española: “es un lugar con un ambiente alegre donde siempre puedo sentirme en paz.” Cuando comenté que este sentido constante de seguridad sea una sensación muy rara en los ciudades grandes del mundo, ella solamente respondió que ella nunca ha creído de otra manera aquí en Madrid.
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