jueves, 22 de septiembre de 2011

Matt Morris: blog entrada 1

Cuando yo supe que nuestra primera entrada para el blog de esta clase supondría una entrevista con una madrileña sobre su relación con la ciudad, al instante pensé que ese tema haría un discurso perfecto con mi madre anfitriona mientras cenáramos.  Carmen, una mujer mayor que ha vivido aquí en Madrid por todo su vida (salvo algunos años que pasó en Galicia), a mí me representa la imagen estereotípica de una española: amable, animada, bronceada, chic para una abuela y fuma como una chimenea.  Así, le considero una buena representación de la ciudad de Madrid, y más, cómo su relación ha cambiado durante su vida viviendo aquí. 

            Una cosa que ella me dijo que me parecía muy interesante fue la gran modernización que tomó lugar desde su niñez hasta ahora mismo, que apenas se puede reconocerla!  Y no solo hablaba de los obvios fomentos tecnológicos que la hacen la metrópolis que hoy es, sino la apertura gradual de las verjas culturales que existían durante el régimen de Franco y también la aparición de la economía global.  Me describió que cuando era niña, solo se vendían cosas españoles en las calles y en las tiendas.  La comida, la bebida, la ropa, la música, todo era tradicionalmente española, y al oír esto, me sintió un poco nostálgico, aunque no estaba aquí para verlo.  Le pregunté si ella se sentía la misma, pero rápidamente me corrigió, diciéndome de verdaderamente es muchísima mejor así.  Dijo que ahora Madrid es un epicentro cultural, atrayendo influencias de cualquier parte del mundo, y por eso Madrid es enriquecida, no contaminada.  A ella le gusta la habilidad de comprar cosas de diferentes países solo por caminar por su propia calle, en vez de viajar afuera de España, como era hace 50 años.  Además, yo tenía que preguntarle sí ella pensaba que esta aculturación tomó algo de la personalidad original de Madrid, lo que hacía que Madrid fuera distinto por su propia manera, no solo como Paris o Londres.  Otra vez, ella tuvo que corregirme, insistiendo que lo que daba a Madrid su personalidad todavía existe en la ciudad, y más, es felicitado por las otras culturas que ahora llaman a Madrid casa.  Cuando la gente tiene acceso a diferentes cosas que el estereotípica española, aprecia esas cosas más.  Entonces, pregunté a Carmen si ella pensaba que la gente había cambiado alguno en respuesta a todos estos cambios culturales.  En este momento ella se puso en poco filosófica, diciéndome que ella no piensa que la gente tiene la capacidad de cambiar; ella ve los mismos vicios, placeres, y maneras como siempre.  Es decir, aunque sus circunstancias y ambientes han cambiado bastante tras todos los años que ha visto, lo que existe adentro de la gente de Madrid, lo que verdaderamente lo hacen que sean Madrileños, no es capaz de cambiar.  Como le gusta decir, la gente será la gente.


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