¡Hola a todos! Para entrevista, elegí my señora de casa aquí en Madrid, Sra. Helen Viguera. Ella tiene 55 años y vive en Madrid desde 1985. La elegí no sólo porque tengo una excelente relación con ella y yo sé que podría hablar de cualquier tema, pero también porque ella me ofrece una vista muy particular de la ciudad. Nació en Inglaterra y se quedó allí hasta sus 18 años, pero después se fue inmediatamente y no regresó. Después de unos años en varias partes de España, decidió vivir en el barrio Lavapies, en la Calle del Olmo cerca de la estación Anton Martín. Lo más increíble: esta casa es su tercera, ¡pero las tres casas en que vivió fueron todas sobre la misma calle! Por esto, ella conoce el barrio muy bien, como cualquier madrileña, pero desde el punto de vista de una mujer inglesa.
Empecé por preguntarle lo que ella pensó de la ciudad cuando se mudó aquí. Inmediatamente, empezó a hablar del la amabilidad de la gente. “Me sentí de casa casi el primer día,” dijo Helen, diciendo que siempre se sentí cómoda en esta ciudad, y particularmente en este barrio. A ella le encantó la ciudad desde el principio, poniendo énfasis sobre el hecho que se pudo caminar por todas partes, las calles fueran excitantes y siempre cambiando, y el hecho que en estos años, regaron las calles de agua para refrescar la gente (algo que no hacen ahora, Helen dice, una gran lástima).
Pero la alma de Madrid para ella no es en sus calles, sus obras o sus parques, sino el la gente. Para Helen, la característica más importante de Madrid, la característica definitiva de la ciudad, es lo que mencioné arriba: la amabilidad de la gente. “La solidaridad de la gente fue, y sigue ser, absolutamente increíble”, dice Helen. Se puede hablar con cualquier persona para ayuda, o se puede hacerse amigos muy fácilmente. Y las clases sociales no tienen el mismo poder aquí como en Inglaterra, o aún en Barcelona. “Se puede ir a cualquier bar y ver personas pobres hablando con personas ricas o conocidas, se puede ver estudiantes extranjeros hablando con verdaderos madrileños como si fueron viejos amigos, y esto es tan raro y increíble.” Puedo decir que estoy de acuerdo, y Madrid es espectacular para esto, es la verdadera alma de la ciudad.
Hoy, Helen todavía siente su paradoja: es una madrileña que no lo parece, alguien que conoce la ciudad como el dorso de su mano, pero quien exclama de vez en cuando “¡bloody hell!” si se duele la pierna. “Tengo cara de inglesa”, ella dice, y la gente se sorprende cuando vea su habilidad con el idioma: “mi cara no va junto con mi boca.” Pero a pesar de donde nació, de cómo parece, Helen es una verdadera madrileña, “una persona del barrio, de mi barrio.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario