Yo entrevisté a la señora con quien vivo aquí en el centro de Madrid, María, y le pregunté sobre la ciudad. Ella es de Sevilla, y sus orígenes y sentido de pertenencia se quedan en la provincia de Andalucía. Sin embargo, tuvo mucho de decir sobre la ciudad y como le parece.
Vino aquí con su esposo, Antonio Tinao, en el año de 1973, cuando acabó de cumplir veinticuatro años, y ellos establecieron su casa en la calle de Hernani. Ésta parte se distinga por la presencia de muchos árboles y parques pequeños, pero ya está cerca de una tiendas muy conocidas y sólo se queda dos minutos de el más cercano centro del metro, lo de Nuevos Ministerios. Entonces, ella y su familia, el marido más dos hijos y una hija, vivían aquí en este apartamento donde me quedo, con una felicidad y paz tan completa desde ese año hasta ahora. Ya no tiene esposo porque los dos se han separado hace dos años.
Ella me dijo, reclinada en la entrada de mi habitación, la misma que usaba su hijo mayor, que la depresión que vino con está separación le dejó casi debilitada. No obstante, el hecho que tuvo unas amigas íntimas en Madrid, a quienes pudo visitar siempre que quería con el gran sistema del metro de Madrid, se la alivió. Cuando criaba a sus hijos, me dijo que era lo mejor vivir en una ciudad tan grande y llena de oportunidad para ellos. Ellos tuvieron que volverse independientes y fuertes más temprano que los de los pueblos pequeños, pero les gustaba tanto crecerse en un lugar tan complejo, divertido, y lleno de vida.
A ella le pareció al principio como una ciudad esquizofrénica, la que no podía entender. Es tan tranquila en su calle durante el día, aunque siempre hay gente andando, pero al anochecer, se transforma, y a causa de su cercanía al metro, les veía a gente de todas edades, de todas partes, por todas horas de la noche desde su balcón ancho. A ella le encanta el sistema del metro, y nunca ha visto a nada tan organizado, limpio, y capaz de facilitar a la gente. A ella le impresionó mucho también el ritmo “rapidísimo” de esta ciudad, lo cual se contraste tanto a lo del sur de España, de donde origina. Ahora, está más acostumbrada a ver a todos, aglomerándose en las calles, y apurando a las citas, las casas, los eventos, y otros destinos de todos tipos. Sin embargo, le parece un poco absurda a veces, esta prisa.
La ciudad no simboliza nada para ella, por el otro lado, y aunque ella aprecia muchas cosas de Madrid, no piensa en nada definitiva ni extravagante cuando piensa en la ciudad. Es una ciudad bonita, llena de la historia y la vida, pero siempre está cambiando, y la gente siempre se cambia también. Tiene una identidad un poco obscura e indefinible porque aquí ha ocurrido tanto, pero…ella suspira…no le trae el misterio ni el romance, el drama ni la tragedia. Sólo es Madrid; cuidad fabulosa, pero no como una gran obra de arte compleja ni como un escenario para una locura que no pudiera ocurrir en otro lugar, o basada en una historia tan incomprensible.
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