A primera vista, puedo comprender porque algunas personas no consideran los transportes públicos como parte importante de una ciudad. Particularmente, con un sistema de transporte público como el metro, subterráneo, bastante feo, y bloqueado de todas las maravillas de la ciudad sólo unos pisos arriba, veo como esas personas separan la “ciudad” misma (la conglomeración de las calles, las obras, los parques, etc.) y sus métodos de transportarse, como si fueran dos cosas independientes. Claro, las experiencias de descubrir una ciudad por caminar en sus calles y por tomar el metro o el bus son completamente diferentes, pero creo que los transportes públicos sin duda hacen parte crucial de la identidad de la ciudad.
Primero, creo que los transportes públicos son cruciales porque crean otro lugar para interacciones. Hemos visto en la película-documental del director alemán en clase que las calles de Madrid tienen reputación meritada para ser puntos de encuentro. Los madrileños dependen de las calles para socializar, desde puntos para salir y reunirse a puntos para hacer huelgas o manifestaciones. En el dossier 1.1, Fernando Chueca Goitia dijo “La razón de que las ciudades sean decisivas en toda sociedad…es que son el órgano de la socialización.” Pero juntos con las calles, los transportes públicos son también puntos de socialización, creo particularmente el metro. Yo sé que normalmente (sino casi nunca) se habla a otras personas desconocidas en el metro, pero las personas en el metro todavía tienen su propio método de socializar. Como hemos visto en La Novela del Tranvía de Galdós, las personas se crean percepciones de los otros pasajeros. Porque normalmente no se habla en estos lugares, utilizamos señales sociales no verbales para juzgar personas y tratar de saber un poco de quienes son. Cuando Galdós dijo que el movimiento de pasajeros es como “imitación…de la vida humana, en que el nacer y el morir son como las entradas y salidas a que me refiero”, no dice que entre la entrada y salida de cada persona, los otros pasajeros lo juzgan, buscando información no verbal sobre esta persona. Soy de Nueva York, y es lo mismo allí como aquí; consideramos el metro como espacio completamente público en que se interacciona, sino sin palabras.
Tengo anécdota del metro de Madrid que es ejemplo perfecto de este punto. Hace unas semanas, cuando estaba en el metro saliendo por la noche, escuché a otro americano hablando por su teléfono en el mismo vagón que yo. Él dijo (in inglés) “Llegaré en unos cinco minutos, pero lo siento, se me olvidó comprar el coke.” Casi inmediatamente, cada persona en el vagón que hablaba inglés lo miró, escudriñándolo, juzgándolo como usuario de drogas. Este joven americano se dio cuenta que muchas personas lo miraron, su ruborizó, y rápidamente dijo a su amigo por teléfono, “Perdón, tu sabes, el coca-cola.” Cambio pequeño, error fácil a hacer, pero fue demasiado tarde, este joven ya fue juzgando por todas estas personas, que hicieron una idea de quien es este americano. Y yo reí mucho.
Segundo, un punto que no debemos olvidar, es que sin los transportes públicos modernos, la ciudad como la conocemos no existiría. La posibilidad de irse rápidamente de un lugar a otro de forma barata permitió a la ciudad agrandarse. Hemos visto en la clase a que punto Madrid creció, desde un pequeño pueblo en el camino de Toledo hasta la gran capital majestuosa que conocemos ahora. Pero este crecimiento no sería posible si no se podía conectar los barrios varios. Es por esto que los transportes públicos hacen parte crucial de la ciudad; sin ellos, no habría la ciudad como la conocemos.
Hola Kevin,
ResponderEliminarLo que se destacó más para mí de tu ensayito es la idea de crear una casi identidad para la gente que está en el metro contigo. Es muy interesante porque aunque siempre observo las personas, nunca he pensado en ese poder que tiene de imaginar una historia. Además, me parece interesante el hecho que mientras de crear esta identidad para alguien, está comunicando con ellos en una manera extraña pero poderosa. Aunque no se conocen, casi si se conocen - pues, se conocen lo que hayan creado.
Muy interesante!
Molly Superfine
Kevin,
ResponderEliminar¡Siempre me gusta oír tus anecdotas! Lo que me fascinaba sobre esta no era la naturaleza escadalosa que resulta de una conversación oído sobre temas ilegales, sino una reflexión sobre por qué la persona creía que el Metro fue un ambiente seguro de hablar sobre aquellas cosas. Quizás cuando nos situamos en el Metro o algún tipo de transporte público, nos da el sentido de anonimato por lo cual no pensamos mucho en nuestro comportamiento porque, ¿quiénes son las personas que nos rodean? Claro que es un grupo que nunca vayamos a ver otra vez, y por eso no vaya a juzgarnos con tan dureza como conocidos de nuestro barrio o escuela. Pero, debemos aprender de la equivocación de este hombre y siempre tenemos cuidado sobre nuestras acciones que pueden ser malinterpretadas (¡o interpretada correctamente!) por otras personas.
-Krista White
Kevin -
ResponderEliminarMe gusta mucho este entrada, especialmente tu cuento. Yo también me identifico con la idea del "juicio silencioso" en el metro - y para mí, es un poco triste. Cada vez que cojo el metro la gente se siente en silencio - o escuchando a su música por los auriculares - pero al mismo tiempo mira a las otras personas en el metro, juzgándolos. ¿Por qué no empieza una conversación corta en vez de solo mirar y juzgar? El otro día estaba con Sarah y Sam Weil en el metro, y Sam empezó a hablar con un hombre al lado de nosotros - resultó que era de Italia, y hablamos de la comida italia por un rato; después, resultó que muchas personas en el metro eran de Italia, y ellas empezaron a hablar con nosotros. Fue un momento muy diferente, pero muy impresionante. ¡Deseo que todas las interacciones puedan ser como así! - Courtney Matteson